
Cóntao
Cóntao
“[…] de todo cuanto conservo hay algo que ha ido ocupando un lugar cada vez más importante en mi memoria; lo recupero con mayor nitidez que el resto de acontecimientos, quizá por haberlo contado tantas veces, no lo sé. Sucedió en algún momento; sé que permanecí en el silencio más absoluto y que poco a poco me fui dando cuenta de que seguía sobre la cama, con los ojos cerrados y completamente inmóvil; seguía percibiendo algunas cosas. Podía oír y desde la habitación contigua me llegaban conversaciones confusas y palabras de distintas voces. Sentí los gritos de Emilia; y digo sentí porque no fue a través del oído como llegaron a mí. Intenté abrir los ojos o moverme, pero no podía. Puse todo mi empeño, como ocurre en los sueños en los que no consigues cambiar el rumbo de un detalle y que al final acaban por hacer que te despiertes; sin embargo, esta vez no conseguí despertar. Me invadió una fatiga descomunal y mis brazos y piernas… el cuerpo entero se empapó de ese cansancio. Me parecía estar hundiéndome en la cama, que penetraba en el colchón bajo las mantas y me suspendía entre los muelles y la espuma. Pero no me faltaba el aire…[…]
Foi así. O domingo 16 de marzo ás 12:30.


